Authors: Roxana Vivas, Giuseppe Mazzocca
- Las Naciones Unidas frente a la crisis venezolana.
El contexto que atraviesa Venezuela en los tiempos actuales se converge en una de las emergencias humanitarias más preocupantes y complejas en todo el continente americano y que ha llegado a incidir colateralmente en el resto de las regiones del mundo a partir de la migración forzada y masiva que se ha producido. Esto ha llevado a que los distintos actores de la comunidad internacional focalizan su atención sobre esta situación, entre ellos, la Organización de las Naciones (en lo adelante ONU) a través de sus distintos órganos.
En un primer plano, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (en lo adelante Consejo de Seguridad) ha discutido en infinidad de oportunidades la situación que desde hace varios años viene ocurriendo en Venezuela. Este debate -como sobre cualquier otro asunto- parte de la consideración sobre si el fenómeno venezolano se encuadra en el entendido de una “amenaza a la paz y la seguridad”.
Como un enfoque más preciso de los últimos tiempos, desde enero de 2019 hasta abril de 2020, se han dado múltiples discusiones en el Consejo de Seguridad sobre el abordaje de la situación venezolana. Una muestra de ello fue la reunión abierta solicitada por Estados Unidos que contó con la participación de al menos 40 Estados y que dio origen a las distintas ópticas que validan la existencia de la amenaza a la paz y la seguridad[1].
Por un lado, Estados como Colombia, Argentina, Honduras, Francia, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y Perú, señalan que como situación medular, la violación al derecho a la democracia es una amenaza a la paz de toda la región[2], dicho incumplimiento fue señalado como el contexto por el que atraviesa Venezuela. Además, Estados como Bélgica, Canadá y Kuwait complementan que el éxodo masivo de personas calificadas jurídicamente como refugiados es otra amenaza a la paz.
Por contraposición a lo anteriormente señalado, Estados como China, Rusia, Venezuela y Guatemala manifiestan que la creación de un gobierno constituido desde el exterior del territorio venezolano así como la imposición de sanciones/congelamiento de fondos con carácter económico a la actividad comercial comportan las amenazas a la paz[3]. Estos actores además explanan la idea -en determinada proporción- de que se realice algún tipo de diálogo entre los diversos actores involucrados.
Aunado a lo complejo que ya converge el que existan dos posiciones marcadamente diferentes, otros Estados como Sudáfrica, Costa Rica, Costa de Marfil, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, entre otros, plantean que las amenazas a las paz deben de ser atendidas por medio de un diálogo pacífico. Asimismo otros actores tales como el Grupo de Lima y la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos exigen la justiciabilidad de la situación en contra de la paz que se suscita en Venezuela a través de un proceso judicial por medio de la Corte Penal Internacional (en lo adelante CPI)[4].
El Consejo de Seguridad en las distintas oportunidades ha encontrado trabas enormes para avanzar hacia una agenda que priorice la situación venezolana. Quizás uno de los mayores ejemplos fue del año 2019 cuando Rusia y China vetaron un proyecto de resolución promovido por Estados Unidos que llamaba a la celebración de elecciones en Venezuela y reconocía al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, como presidente interino del país, donde posteriormente se patrocinó una segunda propuesta por Rusia, abogando por el diálogo entre el gobierno y la oposición venezolana mediante el Mecanismo de Montevideo[5].
Es así como la discusión dentro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es un debate altamente polarizado y poco consensuado para lograr un abordaje efectivo de la situación venezolana. Sin embargo, una muestra del compromiso internacional para aclarar y alcanzar una ruta acción sobre lo que está sucediendo ha sido la Misión Internacional Independiente de determinación de los hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela[6] (en lo adelante Misión de Determinación de los Hechos) por parte del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (en lo adelante Consejo de Derechos Humanos).
La Misión de Determinación de los Hechos ha evidenciado graves preocupaciones sobre la situación de Venezuela en más de una oportunidad, más concretamente, señaló que el Gobierno, los agentes estatales y los grupos que trabajaban con ellos habían cometido violaciones flagrantes de los derechos humanos de hombres y mujeres en Venezuela. Identificó patrones de violaciones y crímenes altamente coordinados de conformidad con las políticas del Estado y parte de un curso de conducta tanto generalizado como sistemático, constituyendo así crímenes de lesa humanidad. Esta documentación se correlaciona como indicios claves para la investigación por la presunta comisión de estos crímenes ante la CPI en contra de Nicolás Maduro.
Además de la Misión de Determinación de los Hechos, tanto el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (en lo adelante ACNUDH), como las diversas Relatorías Especiales (en lo adelante RE) ejecutan un mandato significativo sobre la documentación relacionada con los derechos humanos. Algunas de ellas como la RE de Libertad de opinión y expresión han señalado las amenazas, restricciones y episodios de censura que padecen las personas venezolanas[7] como muestra significativa. Asimismo otras RE como la encargada sobre medidas coercitivas unilaterales y derechos humanos, ha manifestado que las sanciones aplicadas a Venezuela agravan el contexto de la Emergencia Humanitaria Compleja[8]. A pesar de esta contraposición, el balance de los pronunciamientos en gran proporción favorece al esclarecimiento y evidenciamiento de que en Venezuela se han cometido graves violaciones a los derechos humanos que reflejan una alta incidencia en cada vez más reducir las excusas ante el abordaje de la situación venezolana.
- La actividad política venezolana frente a las Naciones Unidas.
El caso venezolano atiende a dos realidades complejas sobre el ejercicio del poder desde la actividad política. Por un lado, el gobierno de facto de Nicolás Maduro conserva una representación ante las Naciones Unidas con declaraciones alusivas a la “necesidad de mantener la paz”[9] y que logran acaudalar un apoyo dentro de dichos organismo bajo la premisa de “realizar un diálogo y asegurar la preeminencia de los derechos humanos”[10]. Por otro lado, el Presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, también ha enviado actores políticos designados bajo la figura de “comisionados” a participar en las discusiones que se celebraron en períodos de sesiones pasados de la Asamblea General de la ONU[11] para tratar temas referentes a la crisis desarrollada en el marco de la emergencia humanitaria compleja y que ha tenido el apoyo de diversos Estados a nivel mundial[12].
Para los efectos del pragmatismo, el impacto que han tenido estas participaciones frente al Consejo de Seguridad no ha diferenciado el historial de polarización para el abordaje de medidas concretas ante la situación que actualmente atraviesa Venezuela. Por caso en contrario, esto ha venido intensificando paulatinamente la falta de interés por la casi nula existencia de consensos frente a la agenda geopolítica mundial[13].
La actuación política venezolana no ha discrepado de lo que ya ha venido ocurriendo ante el Consejo de Seguridad, ya que cada bloque ha trazado una ruta acción que en gran medida no busca incorporar un esfuerzo conjunto, sino que se ejecuta desde la individualidad. Es así, como el único rol de consenso sobre el que ambas partes manifiestan el interés por el acompañamiento de las Naciones Unidas, ha sido para la atención de la emergencia humanitaria que se enmarca en la pandemia por la COVID-19.
Estas fallas en el acuerdo de consensos son planteadas por Estados como Indonesia en un total fracaso del verdadero fin de las Naciones Unidas[14] y que prolongan los tiempos de atención debida y/o soporte que pueda brindar la comunidad internacional al abordaje de problemáticas como la venezolana. Esto lleva a considerar nuevos y diferenciados planteamientos sobre la mesa de discusión.
Un elemento relevante se basa en que el gobierno de Nicolás Maduro ha mantenido un discurso desde la óptica del respeto a la soberanía, la no intervención y la autodeterminación de los pueblos y a la vez ha votado a favor de la Declaración del Derecho a la Paz[15], aprobada por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas que impone una ejecución positiva de respetar y garantizar el desarrollo de los derechos humanos para la garantía de la paz. Esta responsabilidad es compartida como propósito común de todos los Estados y cuyo medio pudiese favorecer el dictamen de una resolución en el seno del Consejo de Seguridad ante la diatriba sobre lo que se conceptualiza como “amenaza a la paz”.
Con respecto a los posibles escenarios a desarrollar para atender la crisis venezolana, si se desea una salida política y pacífica los esfuerzos deben atender a medios de resolución como la negociación y el diálogo -que ya en ocasiones se ha llevado a cabo con sus avances, retrocesos e impases-. No obstante, este es uno de los escenarios al que más focalización se le pudiese dar considerando que ubica a Venezuela en una posible alineación de estrategias de cambio hacia el mediano-largo plazo. Todo ello bajo el entendido de que los costos que pudiesen dar a la negociación no siempre son posibles de materializar y con reducidas posibilidades de considerarse totalmente exitosa.
Asimismo, es necesario considerar la construcción de una argumentación tanto fáctica como jurídica que evidencie el contexto agravado que vive la población venezolana y que escale hasta todos los miembros del Consejo de Seguridad, para así acordar consensos de una resolución que atienda la emergencia humanitaria prioritariamente. Para ello, es esencial realizar un trabajo medular y continuado entre los distintos actores de la sociedad civil venezolana y los distintos organismos internacionales de los sistemas de protección de derechos humanos.
- La sociedad civil y su rol en la incidencia internacional.
La agenda pública para la visibilización de la situación de lo que actualmente ocurre en Venezuela se centraliza en su mayor proporción en la labor de incidencia tanto nacional como internacional de los miembros de la sociedad civil. Entre ellos, el trabajo de las organizaciones no gubernamentales ha cumplido la finalidad de no solo transmitir las graves violaciones de derechos humanos que ejecuta el Estado venezolano, sino que, logra filtrar -a través de los canales más relevantes posibles- su procesamiento ante los organismos internacionales de protección de derechos humanos.
El abordaje de la sociedad civil sobre el apoyo para visibilizar la situación que ocurre en Venezuela debe atender en un primer plano a una documentación integral sobre las diversas dimensiones de los derechos humanos que se han visto vulneradas en su ejercicio para efectivamente ser subsumidas como incumplimientos de las obligaciones internacionales del Estado venezolano según la materia que corresponda. Bajo esta premisa, es prioritario que los análisis se centren no sólo en la mera denuncia sino que, den respuesta a las nuevas situaciones que en los tiempos actuales se han convertido en masivas violaciones a derechos humanos tales como el trabajo como una forma de esclavitud moderna.
Las diversas estrategias que debe considerar la sociedad civil deben referir a una agenda que alcance a diversos organismos internacionales de protección de derechos humanos. Una de esas aristas corresponde al ejercicio del litigio estratégico como una oportunidad clave para denunciar la situación venezolana bajo la premisa de los costos que tendría el Estado frente a la comunidad internacional de proceder diversos procesos ante instancias internacionales, algunas de ellas ante los diversos mecanismos tanto del Sistema Interamericano de Derechos Humanos como del Sistema Universal e inclusive en el caso del proceso en contra de Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional.
Además del litigio estratégico, las redes sociales fungen como un medio de apalancamiento para la visibilización de la información a denunciar. Esta táctica debe dirigir e impactar en su contenido para que pueda ser replicado por los diversos organismos internacionales generando un efecto de presión y observación de los distintos miembros de la comunidad internacional sobre la realidad venezolana.
Otra de las modalidades interesantes es la participación dentro de los distintos espacios de discusión que presentan los organismos internacionales para contar con la presencia de los miembros de la sociedad civil. Este abordaje no solo se limita al carácter de denuncia y visibilización de la situación de derechos humanos, sino que también puede atender a otros fines como los académicos, de manera que estos espacios se hacen clave para el tratamiento y replicamiento de la información sobre la situación venezolana dentro de nuevas aristas. El estudio del fenómeno venezolano en sí mismo, es un caso relevante desde su análisis para el desarrollo de nuevas estrategias de actuación por parte de los distintos miembros de la sociedad civil.
Es relevante indicar que visibilizar la situación de la emergencia humanitaria y las diversas violaciones ocurridas en Venezuela deben de ejecutarse desde un trabajo mancomunado e integral. De manera que las acciones de incidencia dentro de los distintos espacios no puedan comportar escenarios aislados para el abordaje sobre las diversas problemáticas, sino que, permitan construir un discurso unificado que esboce las agravadas situaciones de manera conjunta. Este trabajo debe funcionar de manera enlazada a la participación del resto de los órganos de Naciones Unidas tales como el ACNUDH, las RE o la Misión de Determinación de los Hechos.
Estas ideas deben de considerar otro elemento y es que con motivo de la polarización que existe en espacios tales como entre los diversos miembros del Consejo de Seguridad así como su “desconocimiento” más preciso sobre lo que ocurre en Venezuela, se hace imperioso que el trabajo de incidencia internacional que deba ejecutar la sociedad civil debe de cuidar el nivel de detalle y la plenitud sobre el abordaje y la documentación sobre las circunstancias que deriven de la crisis humanitaria y las distintas violaciones de derechos humanos que hoy se suscitan para así deconstruir los criterios ambiguos, vagos y confusos sobre el abordaje de las amenazas a la paz. Por ello se requiere del aporte mancomunado en el trabajo de incidencia internacional por parte de los miembros de la sociedad civil.
De igual manera, la sociedad civil puede ejecutar esfuerzos de manera articulada a nivel interno para la visibilización e incidencia a nivel internacional. Esto corresponde por ejemplo a la planificación y ejecución de acciones no violentas que sean realizadas en paralelos a la labor de incidencia fuera del territorio para así reforzar el discurso sobre el contexto agravado y la queja social y el reclamo para una atención efectiva por parte del Estado venezolano.
- ¿Existen espacios alternativos al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para una resolución efectiva a la situación del contexto venezolano?
Las distintas aristas que se han presentado son evidencia de la necesidad de accionar alternativas ante el agravado contexto en el que se están viendo las personas en la emergencia humanitaria venezolana. Este cuestionamiento lleva a considerar la aplicación de medidas institucionales y diplomáticas a nivel tanto internacional como nacional que tengan un efecto despolarizador.
En esta medida, la Resolución 377 (V)[16] de la Asamblea General de las Naciones Unidas es un mecanismo que ha sido aplicado para hacer recomendaciones al Consejo de Seguridad debido a la falta de consenso que exista sobre este último para el abordaje de alguna situación. El literal A de la norma eiusdem habilita a la Asamblea General de recomendar acciones concretar – incluso coercitivas- cuando el Consejo “deja de cumplir con su responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacional”. Lo que permitiría ser una carta abierta para la posibilidad de ejecutar acciones sobre la situación venezolana. A pesar de ello, cabe mencionar que solo en 10 ocasiones se ha implementado el mecanismo por los presuntos riesgos que su aplicación podría implementar en un desbalance del uso de los poderes[17], pero que sigue considerándose una alternativa aplicable.
Asimismo, otras medidas alternativas son las denominadas diplomacias “track-two” y “track-three” que subroga la discusión directa y exclusiva de los gobernantes de los Estados hacia los distintos miembros de la sociedad civil que cumplen un rol de liderazgo en los diversos sectores. Este espacio de discusión es un mecanismo esencial para el empoderamiento de la población sobre la contribución que puedan dar al cambio del contexto venezolano. Esto considerando que la extrema precariedad y el agotamiento de la sociedad han arrastrado un sentimiento de desinterés y olvido colectivo sobre la realidad.
La aplicación de las diplomacias mencionadas deben trazar una hoja de ruta que incorpore -de manera generalizada- a los diversos sectores de la sociedad, teniendo la oportunidad de primera mano para conocer los posibles consensos, rechazos o exigencias sobre los asuntos de diálogos que se tendrían con los distintos actores institucionales a nivel nacional e internacional. De igual manera, la hoja de ruta debe de considerar los constantes aportes de la sociedad civil en materia de derechos humanos, así como la incidencia que debe de ser ejecutada en simultáneo.
En este mismo orden de ideas, es necesaria la aplicación de otras alternativas no-violentas que se desarrollen en paralelo y cuyo enfoque deba de atender aproximaciones de abajo hacia arriba. Es decir, la premisa debe partir de tácticas y campañas de acción que fuera de la violencia, constituyan un mensaje concreto sobre las necesidades de los venezolanos, desde los más reducidos espacios de la población hasta alcanzar un abundamiento de distintos sectores que cumplan roles de liderazgo de manera simultánea.
Las tácticas de acciones no violentas convergen un riesgo frente a una situación dualizada. La primera de ella es el uso excesivo de la fuerza por parte de los distintos cuerpos de seguridad para reprimir manifestaciones y la segunda corresponde al cansancio propio de la sociedad venezolana. Para ello, la gestión de la diplomacia “track-two” y “track-three” cumple una pieza medular en el ánimo de la sociedad, al considerar que frente a la ejecución de acciones concretas, se establecen espacios de diálogo y consensualización de los posibles aportes colectivos.
Resulta imperioso idealizar mensajes sociales que incidan sobre el debilitamiento en las distintas estructuras de poder, ya que es necesario recordar que bajo los contextos autoritarios, dichas estructuras pueden encontrar resquebrajamientos frente a la acción colectiva, constante e incidente del poder conectado de la sociedad con el uso de la acción no violenta. Toda esta acción debe de ser ejecutada de manera planificada y no atender a acciones aisladas y que no estudian las posibilidades de resultados a mediano-largo plazo.
La acción colectiva y sostenida en el tiempo en diversas modalidades para el abordaje de una incidencia efectiva internacional sobre la situación de Venezuela debe de corresponder a un conjunto de estrategias paralelas por parte de los distintos sectores de la sociedad civil. Toda esta agenda debe de tener como último enfoque el alcanzar tanto presionar a una actuación efectiva por parte de los distintos actores de la comunidad internacional así como despolarizar la discusión sobre las amenazas a la paz en el contexto venezolano, de manera que se haga idóneo e inexcusable el encaminar los esfuerzos hacía una resolución favorable por parte del Consejo de Seguridad.
Bibliografía
Sección I: Textos
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Sección: II Normas jurídicas
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Sección III: Sitios web
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Voz de América. Guaidó califica de “victoria diplomática” la participación de su representación en la ONU. 30 de septiembre de 2019. Disponible en: https://www.vozdeamerica.com/venezuela/juan-guaido-califica-de-victoria-diplomatica-la-participacion-de-su-representacion-en-la
[1] Noticias ONU. División en el Consejo de Seguridad con respecto a Venezuela. 26 de Enero de 2019. Disponible en: https://news.un.org/es/story/2019/01/1450062
[2] Cepaz y la Universidad para la Paz. El papel del Consejo de Seguridad y otros organismos de la ONU en la situación venezolana: ¿es la crisis humanitaria y política en Venezuela una amenaza para la paz y la seguridad internacionales?. 24 de Febrero de 2021. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=l4OzlZgpjFo&t=5s&ab_channel=CEPAZ
[3] Ibídem
[4] Ibídem
[5] Noticias ONU. Venezuela: Dos propuestas de resolución fracasan en el Consejo de Seguridad. 28 de febrero de 2019. Disponible en: https://news.un.org/es/story/2019/02/1452042
[6] Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Misión Internacional Independiente de determinación de los hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela. 2019. Disponible en: https://www.ohchr.org/SP/HRBodies/HRC/FFMV/Pages/Index.aspx
[7] Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Venezuela / Protestas: Relatores de la ONU y la CIDH rechazan censura, detenciones y ataques a periodistas. 26 de abril de 2016. Disponible en: https://www.ohchr.org/SP/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=21535&LangID=s
[8] Noticias ONU. Relatora pide a Estados Unidos y la Unión Europea que levanten las sanciones a Venezuela por su devastador efecto en la población. 12 de febrero de 2021. Disponble en: https://news.un.org/es/story/2021/02/1488052
[9] Servicio Nacional de Contrataciones. Venezuela triunfó en el Consejo de Seguridad de la ONU. 21 de mayo de 2020. Disponible en: http://www.snc.gob.ve/noticias/venezuela-triunfo-en-el-consejo-de-seguridad-de-la-onu#:~:text=%E2%80%9CEn%20los%20organismos%20mundiales%2C%20Venezuela%20est%C3%A1%20brillando.&text=En%20representaci%C3%B3n%20de%20Venezuela%2C%20el,UU
[10] Noticias de ONU. La ONU está contra cualquier escalada en Venezuela. 20 de mayo de 2020. Disponible en: https://news.un.org/es/story/2020/05/1474792
[11] El Nacional. Guaidó designó a Miguel Pizarro comisionado especial ante la ONU. 22 de septiembre de 2019. Disponible en: https://www.elnacional.com/venezuela/guaido-designo-miguel-pizarro-comisionado-especial-ante-la-onu/
[12] Voz de América. Guaidó califica de “victoria diplomática” la participación de su representación en la ONU. 30 de septiembre de 2019. Disponible en: https://www.vozdeamerica.com/venezuela/juan-guaido-califica-de-victoria-diplomatica-la-participacion-de-su-representacion-en-la
[13] Centro de Justicia y Paz. Consejo de Seguridad de la ONU está dividido sobre cómo afrontar la crisis venezolana. 05 de febrero de 2020. Disponible en: https://cepaz.org/noticias/consejo-de-seguridad-de-la-onu-esta-dividido-sobre-la-crisis-venezolana/
[14] Cepaz y la Universidad para la Paz. El papel del Consejo de Seguridad y otros organismos de la ONU en la situación venezolana: ¿es la crisis humanitaria y política en Venezuela una amenaza para la paz y la seguridad internacionales?. 24 de Febrero de 2021. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=l4OzlZgpjFo&t=5s&ab_channel=CEPAZ
[15] Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Declaración del Derecho a la Paz. Resolución aprobada el 1 de julio de 2016. Disponible en: http://aedidh.org/wp-content/uploads/2017/10/DDP-CDH-1.7.16.pdf
[16] General Assembly. Uniting for Peace resolution 377 (V). New York, 3 November 1950. Disponible en: https://www.un.org/ga/search/view_doc.asp?symbol=A/RES/377(V)
[17] United Nations Audiovisual Library of International Law. UNIÓN PRO PAZ. Christian Tomuschat. 2008. Disponible en: https://legal.un.org/avl/pdf/ha/ufp/ufp_s.pdf